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¡VIVIMOS EN UNA EPIDEMIA!

El primer mensaje que nos gustaría transmitir es que el aprendizaje es EL RESULTADO. El resultado de una buena construcción neurólogica y emocional.

La construcción neurológica y emocional del niño le va a poner en la mejor disposición para integrar lo que interaccione con el entorno, y eso se le podría llamar aprendizaje.

¡Vivimos en una epidemia!

Una auténtica epidemia que afecta a un 20% de los niños en las sociedades en las que vivimos. Es verdad que podría tener no sólo causas neurológicas, también sociales.

Estamos hablamos de que 1 de cada 5 niños está mostrando dificultades para adquirir sus objetivos de aprendizaje a pesar de una buena inteligencia y de la motivación adecuada.

Tienen un estímulo correcto, una familia que estimula, un profesorado cualificado, cantidad de recursos materiales, …y sin embargo ¡hay todavía niños que no «tiran»! Y eso parece que cada día es más evidente. Los psicopedagogos están viendo que cada vez hay más.

Un 20% es una epidemia. En este caso lo podemos considerar una epidemia silenciosa, porque todo va bien, porque el niño va creciendo y todo va «genial».

Sin embargo llega al camino del aprendizaje y se topa con la lectoescritura. ¡Ops!  Éste suele ser el momento clave en el que el aprendizaje entra por vía auditiva y visual a nivel de una codificación escrita.

Por eso le podemos denominar silencioso, porque no nos damos cuenta hasta que hay demasiados signos..

Estamos en un momento realmente preocupante en relación a los problemas de atención, aprendizaje y comportamiento en niños y niñas.

Una visión común

Se están construyendo muchos puentes entre la neurociencia y la educación.  Potenciando sistemas de aprendizaje novedosos que ayudan a obtener mayores rendimientos.

Lamentablemente esto no ha llegado al caso de los niños con dificultades. Como si el puente entre los aspectos entre salud y los aspectos educativos estuviera demasiado rotos. Sería una maravilla que los diferentes profesionales se pudieran sentar para compensar la situación de cada niño, marcando unos objetivos finales comunes.

Por ejemplo, en el caso de un niño con TDA – trastorno por déficit de atención – podrían analizar cómo funciona ese niño y cómo podría funcionar mejor…que hubiera un intercambio de visiones. 

¿Estamos pidiendo demasiado?

"En cada niño se debería poner un cartel que dijera: tratar con cuidado, contiene sueños."

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