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GRANDES CONQUISTAS, PEQUEÑAS BATALLAS II – EL MOVIMIENTO EN EL BEBÉ –

Continuamos con este segundo artículo la serie iniciada el mes pasado sobre esas pequeñas batallas que conquistan hitos fundamentales en el desarrollo infantil.

Porque estamos convencidos de que el desarrollo del niño es un concepto holístico que abarca diversas áreas. Áreas donde conviene poner foco desde la más temprana edad. Poco a poco, batalla a batalla.

En este caso hablaremos de otra importante batalla que debe librar el bebé, la de la movilidad.

¿Te gustaría saber cómo? Sigue leyendo, te lo cuento en detalle en este artículo para que puedas aplicarlo en tu bebé.

Crecer no es suficiente

Y es que los bebés también tienen que desarrollarse. Por ello es crucial que libren la siguiente pequeña batalla y así alcanzar una gran conquista: el control de la cabeza y la estabilidad del cuello.

Tras repetidos intentos del bebé por controlar su cabeza, el esfuerzo combinado de los músculos del cuello y de sus hombros fortalecerá al primero consiguiendo de esta manera estabilizarla.

Por tanto, un cuello fuerte y una cabeza estable serán el eje de todo el desarrollo físico del bebé.

Puesto que el tono muscular en el bebé es la única fuerza propia que se contrapone al empuje de la gravedad, éste generará la tensión necesaria en los músculos, construyendo de esta manera la base para el movimiento y para el equilibrio.

El tono muscular se desarrolla en el bebé de forma natural con el desarrollo del sistema vestibular en la gestación y junto con los reflejos primitivos impulsan los movimientos repetitivos y automáticos, provocando a su vez que los reflejos de enderezamiento impulsen los consiguientes movimientos de reacción.

Anomalías en el tono muscular del bebé

Un tono muscular bajo debe ser tratado de inmediato, ya que si no, el bebé tenderá a quedarse tumbado o recostado antes de moverse, de gatear o de voltearse.

Esto puede llevar a malinterpretaciones cuando observemos, por ejemplo, que prefiere quedarse en la cuna o sentado en la silla y lo identifiquemos como la actitud de un niño muy bueno.

Esta situación resultará del todo contraproducente, ya que al no moverse no desarrollará sus músculos ni el control del movimiento a través de las conexiones que generan.

¿Cómo podemos identificar rápidamente este tipo de situaciones?

Por ejemplo, niños que no se mueven, duermen mucho, les dejes en la posición que les dejes no la cambian, son blanditos, y en los hitos posteriores se van a sentar de forma frecuente en W. Esta postura le permite una base más amplia y estable, estando al mismo tiempo su espalda curvada.

También lo podremos observar cuando el gateo le resulte difícil – ya que requiere de grandes músculos – o cuando comience a caminar con las piernas separadas – consiguiendo así ampliar su base de estabilidad -.

Desarrollo muscular y visión

Y es que todo este desarrollo de la musculatura no solamente va a favorecer el movimiento si no además su audición y su visión

¿Y esto por qué?

Es muy sencillo: si tenemos estabilidad en la cabeza y por ende en los ojos, éstos se podrán mover mejor. Es como si grabásemos con el móvil si nos estamos moviendo; la imagen será menos nítida.

El complejo funcionamiento de los ojos para leer y escribir comienza con el movimiento del bebé.

Síntomas del bajo tono muscular

Cuando un bebé o un niño no ha desarrollado su musculatura y no tiene un buen tono muscular puede mostrar los siguientes síntomas:

  • Inadecuada postura corporal
  • Le cuesta sentarse recto
  • Se cansa fácilmente
  • Se desliza de la silla
  • Se mueve inquieto
  • Necesita sujetar su cabeza cuando está sentado
  • Tiende a utilizar todo su cuerpo cuando escribe
  • Es lento en su trabajo y en completar sus ejercicios, no es capaz de mantenerse erguido
  • No le gusta el movimiento
  • Coge mal el lápiz
  • Es torpe y evita los deportes
  • Prefiere tareas que le permitan estar sentado

Cuestión de entrenamiento

¿Sabías que según numerosas investigaciones se necesitan en torno a 50000 repeticiones de un movimiento para tenerlo realmente automatizado?

Del mismo modo, para que el bebé se mueva sobre sí mismo son necesarias horas de entrenamiento tumbado sobre el suelo, preferentemente boca abajo, explorando su campo de acción.

Cuando el bebé es capaz de mover sus brazos y piernas de manera libre, entonces sus ojos y oídos empiezan a darle más información y empieza la voluntariedad por querer desplazarse y agarrar objetos.

Si los bebés no pasan el suficiente tiempo sobre el suelo y se les mantiene con movimientos limitados y con su cuerpo sujeto – como en sillitas, cunas, etc… – tenderán a no controlar el movimiento, siendo incapaces de rodar sobre sí mismos. De este modo les costará mucho el gateo o el volteo -el precursor del gateo – o incluso en etapas posteriores a leer y escribir con facilidad.

Así que merece la pena cambiar la cuna, la sillita o el Tacatá por una buena alfombra y un buen sistema de porteo.

Conclusiones

Los bebés que no se han movido, o se han movido poco, y no han tenido horas de experiencia de movimiento suficientes, no serán capaces de conquistar esas pequeñas batallas tales como el esfuerzo por voltearse.

Esto les provocará, entre otras cosas:

  • Dificultad para cruzar la línea media
  • La cabeza no les girará de forma independiente del cuerpo
  • Torpeza o descoordinación cuando corran o salten
  • Dificultad para establecer una lateralidad organizada
  • Los ojos no tendrán estabilidad cuando se mueva el cuerpo hacia los lados
  • Dificultad al completar una figura simétrica
  • Pobre percepción visual
  • Aversión a la lectura y la escritura
  • Moverá la cabeza en vez de los ojos al leer
  • Pobre coordinación ojo-mano
  • Aversión al deporte en general, y al de pelota en particular.

Pequeñas batallas que llevan a grandes conquistas.

¿Tienes dudas al respecto? ¡Contacta con nosotros!

En Phios somos fisioterapeutas TMPI (Terapia Manual Pediátrica Integrativa), especialistas en DESARROLLO⁠ INFANTIL

“Cuando el movimiento del cuerpo está bajo control, es decir cuando los niños tienen una buena estabilidad en el control del movimiento, pueden gastar el mínimo de energía en el movimiento físico necesario para hacer una tarea, quedando el máximo de energía disponible para pensar en la solución de lo que se le propone”

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