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INTEGRACIÓN SENSORIAL: EN LA ARMONÍA ESTÁ EL SECRETO

¿Has observado alguna vez alguno de los siguientes comportamientos?

  • Niños excesivamente inquietos o excesivamente tranquilos
  • Niños que buscan actividad de forma constante y niños que evitan experiencias nuevas.
  • Niños con una respuesta exagerada a los ruidos, al tacto, a las multitudes…
  • Niños que presentan problemas de conducta
  • Niños con dificultades para gestionar sus emociones
  • Niños con un ritmo de aprendizaje más lento
  • Niños con dificultades para relacionarse con los demás.

Pues bien, esto puede deberse en origen a un problema con el procesamiento de la integración sensorial (IS).

¿Qué es la integración sensorial (IS)?

La integración sensorial (IS) se define como el proceso mediante el cual nuestro sistema nervioso central recibe todas las sensaciones que le llegan a través de los sentidos, las interpreta y organiza para dar lugar a respuestas adaptativas. 

La teoría de la integración sensorial fue desarrollada en la década de los 70 por la terapeuta ocupacional estadounidense Jean Ayres como un intento de dar respuesta a las dificultades de aprendizaje observadas en algunos niños. 

Una correcta integración sensorial se traduce en un estado de armonía con el entorno mostrando respuestas equilibradas ante los distintos estímulos multisensoriales.

¿Qué ocurre cuando no hay un correcto procesamiento de la IS?

Podrían aparecer diversos problemas en el niño, tales como:

  • Problemas de coordinación: torpeza y a falta de equilibrio en general
  • Problemas de aprendizaje: dificultad para concentrarse
  • Problemas de autoestima
  • Problemas de comportamiento: ansiedad, depresión, …

¿Cómo tratar estas alteraciones?

Como decimos en Phios de un modo coloquial, debemos trabajar sobre las «3 patas» fundamentales:

  1. «Pata 1». Sistema vestibular: relacionado con el equilibrio. En colaboración con el sistema visual y el propioceptivo proporciona información sobre el movimiento y la gravedad. Este sistema le permite al niño organizar su cuerpo espacial en relación con el entorno.
  2. «Pata 2». Sistema visual: nos referimos aquí al trabajo colectivo del órgano sensorial o del ojo junto con secciones del sistema nervioso central (es decir, la retina que contiene células fotorreceptoras, el tracto óptico, el nervio óptico y la corteza visual), los cuales contribuirán juntos a permitir el sentido de la visión, es decir, la capacidad de detectar y procesar la luz visible.
  3. «Pata 3». Sistema propioceptivo: relacionado con el esquema corporal-tactil profundo. Está formado por los receptores sensoriales localizados en las articulaciones, músculos y ligamentos. Éstos envían constantemente información al cerebro del niño sobre la posición de su cuerpo, ayudándole a saber cómo está cada una de esas partes en relación con el espacio.

¿Has observado alguna de estas alteraciones en tus hijos?

En PHIOS somos especialistas en neurodesarrollo infantil y estaremos encantados de poder ayudarte.

¡Contacta con nosotros!

"Nuestros sentidos convierten la energía carente de masa en sonido y vibración, forma y solidez, textura y color, fragancia y sabor.”

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