¿Sabías que hay animales donde si a la cría al nacer se la separa de la madre sólo por unas horas antes de que ella tenga la oportunidad de lamerlo ésta puede perder los recursos conductuales propios de un recién nacido?
Pues bien, en los seres humanos podría ocurrir algo parecido, pero en este caso sustituyendo la función de lamer de los mamíferos por la del tacto entre la madre y el bebé.
El contacto piel con piel es una parte intrínseca de la comunicación primaria entre madre e hijo después del nacimiento. Entre sus beneficios se cuentan los siguientes:
- Mejora la regulación de la temperatura del bebé.
- Ayuda al bebé a encontrar, acariciar y succionar el pecho, estimulando de este modo una mayor producción de oxitocina en la madre.
- Proporciona un vínculo químico adicional entre la madre y el niño a través del poderoso sentido del olfato.
La importancia de los primeros minutos
En la década de 1970, los pediatras Klaus y Kennell señalaron que existe un período sensible después del nacimiento. Este periodo dura entre 30-60 minutos en bebés que no han estado expuestos a medicamentos durante el proceso de nacimiento.
Durante esos primeros minutos de vida extrauterina, el recién nacido estará tranquilo, alerta, con los ojos muy abiertos y listo para comunicarse y vincularse con su madre.
Por su parte, la madre -que también está bajo la influencia de las poderosas hormonas del nacimiento – estará preparada para saludar a su hijo.
¡Una maravillosa terapia de los sentidos que beneficiará tanto a la madre como al bebé!
¿Y tú? Cuéntanos cómo potencias el contacto piel con piel con tu bebé. ¡Estaremos encantados de leerte!
"¿Sabe alguien de dónde viene la sonrisa que revuela por los labios del niño dormido?"