Llega el invierno y con él los primeros resfriados “familiares”, de los cuales es complicado escaparse. Y, por si fuera poco, los molestos e inoportunos mocos empiezan a formar parte del día a día de nuestros hijos.
Te suena esta escena, ¿verdad?
Pues bien, se puede actuar con antelación mediante una adecuada prevención e incluso si ya los mocos ya han hecho presencia, tratar de reducirlos al máximo para mejorar la calidad respiratoria de nuestros pequeños.
¿Te gustaría saber cómo? ¡Te lo explico a continuación!